La Picada cuenta su historia

Típico argento reunirse para una “picada”. Para festejar goles, una reunión de amigos, en fin, cualquier pretexto es bueno. ¿Pero cómo comenzó y cuando esta costumbre? Amigos, familias a todos nos cae bien encontrarnos con cerveza, vermouth, un trago o gaseosa y algunos tentempié, llámense quesos, fiambres, papas fritas, aceitunas, encurtidos o escabeches, casi casi ¡una comida! Los españoles le llaman “ir de tapas”, pero es algo diferente a la Picada argentina. Ir de tapas se le llama porque antiguamente se “tapaba” la copa con trozo de tortilla y así le llegaba al comensal, generalmente. 
 
A todos nos mueve la idea del encuentro y el manduque con un bebestible. En épocas pasadas el tema era: ¿vamos a tomar un Copetín? Que luego sería un drink ya con bebidas más fuertes o complejas. Personalmente, siendo adolescente me encantaba ir con mi tía a hacer compras por Av. Santa Fe y llegar hasta la confitería El Olmo en Pueyrredón y la gran vía del norte. Ella pedía una cerveza, Chop o Balón, yo a mis catorce, un Cívico. Que era, un vaso del tipo de los de la chocolatada, pero con cerveza. Y ahí llegaba el Triolet. Tres platitos plateados unidos por un largo pincho, que contenía, maníes, papas fritas y aceitunas. 
 
 
Con el correr del tiempo desapareció el Triolet y solo quedo un pequeño recipiente con maníes. Muchas veces eran sin pelar. Y las bebidas clásicas además de la cerveza, eran el batido de Aperital, un Vermouht, Hesperidina, Pineral. Por ejemplo, en el bar Miramar de Sarandí y San Juan el trago venía con trozos de jamón crudo, callos a la madrileña o a la provenzal y quesos. Una delicia, en esa época mantel de papel blanco y estilo bodegón de barrio.
 
Hoy las Picadas han vuelto a ser estrellas de los Bares Notables. Y si, las hay muy buenas, como son por ejemplo en El Cao de Independencia y Matheu y sus "hermanos" El Federal en Perú y Carlos Calvo, el Margot en Boedo y la cortada San Ignacio, o el Celta en Rodriguez Peña y Sarmiento. Que además congregan intelectuales y artistas, amén de vecinos y otros parroquianos que llegan de lejos para disfrutar, por ejemplo, sus famosas tortillas.
 
El historiador Sánchez Zinnny cuenta una historia que revela el origen de la famosa “picada”. En 1896 pasa por la Ciudad de Rosario, Sir John William Beresford, Agregado Cultural Británico, sobrino nieto del general William Carr Beresford, Las autoridades le encargaron a la dueña de La Posta de los Postillones, Doña Quintina Pereyra Sosa, una comida como agasajo. Esta señora, piensa que lo mejor, sin duda será un locro (bien pulsudo, o sea muy completo con muchos ingredientes que su imaginación le dicta) Prepara parte de esos aditivos que agregaría al final de la cocción, que deja sobre las mesas y corre a vestirse elegante, para la ocasión.
 
Pero el hombre o en este caso la mujer, propone y Dios dispone. Porque el caballero Beresford y su comitiva se adelantan a la hora prevista. Entran a la Posta y encuentran (ellos pensaron que puestos allí a propósito) una gran cantidad de platitos, dicen que como ochenta, con diferentes alimentos. Incluyendo maní, mentas, buñuelos, trozos de corzuela, batatas y papas fritas y chorizos asados, chorizos con pimentón, alguna morcilla y mucho más. El Agregado Cultural, cansado y con apetito decide no esperar a la dueña de casa y comienzan a comer. La primera “picada” de la historia. Luego Beresford bautiza esos platitos donde había elementos que eran para comer con la mano, como "pickles". La voz se corrió y muy pronto este ejemplo fue imitado. El nombre de pickles derivo en Picada.
 
Aunque también se cuenta otra versión: La ya famosa picada, era a las doce del mediodía, justo la hora en que repicaban las campanas y, por lo tanto el público comenzó a decir “vamos a picar” algo. En fin, sigamos disfrutando de la Picadas, hoy también llamadas Tablas, cada vez más abundantes y sabrosas.