Las tintoreras y el prestigio

Tannat, Barbera, Malbec, Garnacha, Carmenere, Alican Bouchet, Aspiran Bouchet son algunas de las uvas con mayor profundidad en su color, llamadas “tintoreras” por esa cualidad peculiar.

Son cepajes que dan color, que tienen mayor fuerza en sus pigmentos,  antocianos de los hollejos y  la pulpa y enriquecen algunos vinos. Se utilizan para dar fuerza a la tonalidad quizá desvaída de algunos rosados y  “exaltar u otorgar vivacidad a ciertos tintos de calidad”.

De ahí que en Europa, por ejemplo la famosa Malbec, en Francia era considerada “segundona”, destinada a elevar la tonalidad de los tintos livianos. Algo similar a lo ocurrido con la Caremenere que hoy tratado como uva fina, es el cepaje bandera de Chile.

Los vinos argentinos se posicionan cada vez más alto en el mercado mundial. Y esta justa fama, hay que sostenerla con verdades, calidad, responsabilidad. Hacer pasar por tintos, vinos que fueron super enriquecidos con el aporte de cepajes que elevan los colores, puede ser gravoso para el buen nombre y la fama de nuestros excelentes tintos. Sobre todo si esos agregados son uvas que no son V viníferas. Obviamente no hablamos de bodegas preocupadas por elaborar con la mejor calidad. Pero el consumidor, sea del más simple vino de mesa o del mejor de los caldos, tiene que ser respetado, ofreciéndole lo mejor en su segmento, sin engañifas.

Justamente por esto,  hace unos años, el INV  estableció la cantidad mínima de color real para que los tintos fueran considerados precisamente Tintos, ya que con las “tintoreras” se coloreaba rosados, o tintos débiles haciéndolos pasar por rojos, faltando de esa forma a la ética con el consumidor.

A raíz de esta investigación la cantidad mínima establecida fue  de 500 unidades mínimas de color. El problema de dar un toque con las tintoreras, no se suscita tanto con las variedades vínicas, pero sí con aquellas que no son de la familia de las viníferas.

“Las uvas tintoreras Aspiran Bouchet y Alicán Bouchet, por ejemplo  no constituyen problemas, más aún cuando de 145 mil hectáreas cultivadas en Mendoza sólo 2 mil son de esas variedades”, explican.

El INV ha fijado  en 15 miligramos por litro el límite máximo de diglucósido en vinos. Y además se estableció que “ la decisión de implantar y cultivar tintoreras deberá esperar autorización del organismo, entre otras exigencias no menos importantes”. Todo en salvaguarda de la industria, nuestro prestigio y su comercialización en el exterior.

¿Y dónde está el color?
El color del vino se relaciona con la materia prima o sea la uva y con la vinificación. En el primer caso tiene que ver la variedad, la localización del pigmento ( en el hollejo o la pulpa), el tamaño de la baya o sea si tiene más o menos pulpa y el grado de madurez. No solo por sus taninos sino por la facilidad de la extracción.

En cuanto a la vinificación, todas las fases tienen importancia, y deben cuidarse desde el despalillado hasta a fermentación. Otros factores importantes para la extracción de color que suelen emplearse sin problemas son la termovinificación, flash-extration y la criomaceración.

Nuestros viñedos implantados de Norte a Sur, dan origen a los grandes vinos argentinos, tanto como a los honestos vinos de mesa. Gracias a nuestros terruños soleados, a las buenas prácticas del viñedo y a los enólogos y bodegueros preocupados por la calidad de sus productos ganamos cada vez más prestigio en el amplio mundo del vino.

Fuentes: Mª Luisa González San José -Universidad de Burgos-España/ diario Los Andes (Mendoza)- propias