Continuamos con la serie de entrevistas exclusivas a referentes de la industria

Argentina: un Viejo Mundo que empezó más tarde

Por Marina La Forgia

En esta segunda entrevista a protagonistas y referentes de la industria vitivinícola local he ido en busca de la opinión de quien, en lo personal, considero un gran referente enológico internacional. Es además uno de los primeros profesionales extranjeros que se han enamorado del terruño de Mendoza de manera genuina y así elaborar vinos únicos de la mayor calidad. Alberto Antonini, fundador de Altos Las Hormigas, es referencia indiscutida. Un enólogo italiano que hace vinos fabulosos en diversas latitudes. Sus vinos de la Toscana, los cuales he tenido oportunidad de degustar en tierras canadienses, son también supremos. Ya lo dijo Hector Durigutti en la entrevista anterior: Los flywinemakers fueron y son positivos para Argentina, porque confiaron en nuestro país y apostaron a él, y porque son los mejores embajadores del vino argentino en el mundo. Antonini es uno de esos ejemplos, que con la humildad de los grandes, ha accedido gentilmente a responder estas preguntas y compartir su visión en la interesante tarea de definir el vino argentino bajo los conceptos de “terroir” y “globalización”. Para él, nuestro país en términos vitivinícolas tiene una identidad propia, única y mágica que vale la pena redescubrir. Palabras de un experto…
 

¿Podríamos decir que la elaboración de vinos tomando en cuenta elconcepto de terruño es una tendencia mundial para poder competir en unaindustria cada vez más atomizada?

Alberto Antonini: El vino de calidad habla de suelos, de climas, de personas, de tradición, de cultura. El vino es algo que te enseña mucho, es más agradable que tomar algo, es una experiencia cultural. Yo veo la elaboración de vinos de esta única manera, si solamente es la expresión de su origen y de todo lo que está detrás del líquido tinto o blanco. No veo otra forma de pensar en un vino de calidad.

¿Como definirías a la profesión del enólogo actual? ¿Un artista, un mediático, el mejor vendedor de la bodega? Entre Itinerantes, tradicionales,innovadores, ¿cual prefieres?

A.A: Es una herramienta necesaria para transformar la uva en vino, así como son las maquinarias o los tanques. Ya sea el productor mismo, o el enólogo, alguien tiene que tomar las decisiones de como transformar la uva en vino y eso requiere experiencia y conocimiento. Este conocimiento puede venir de la universidad o de años de trabajo y de observación, pero esta capacidad de la persona que hace el vino es parte indispensable del resultado final, al igual que el clima o el suelo. A mi me gustan los enólogos que interpretan bien la uva, transformándola en un vino de calidad que sea expresión auténtica de su origen. Pueden ser itinerantes o locales, más tradicionales o más innovadores. También son parte importante del negocio porque son los que comunican gran parte del proceso.

Bajo las mismas condiciones (técnicas, geográficas, materias primas,etc), ¿pueden hacer el mismo vino un enólogo local y uno internacional? ¿Porqué?

A.A: Sinceramente no entiendo bien la diferencia entre un enólogo local y uno internacional cuando de hacer un vino se trata. Creo que hay enólogos con visiones diferentes y eso no depende de ser locales o internacionales. Depende únicamente de su filosofía a la hora de hacer vino. Hay enólogos locales que hacen vinos internacionales y enólogos internacionales que hacen vinos muy locales. Yo soy internacional porque trabajo hoy en nueve países, en este sentido lo acepto, pero si miro lo que he hecho en mi carrera de enólogo internacional siempre he empujado a mis clientes a volver a sus raíces. Cuando estuve por primera vez en Mendoza en el año 1995 había muchos enólogos que hacían vinos Premium con variedades internacionales (cabernet sauvignon, merlot, chardonnay, etcétera) sin tomar en consideración las variedades locales. También había muchos agrónomos que plantaban viñedos de estilo internacional sin alma (baja densidad, cordonpitoneado, etcétera) y se habían olvidado de los extraordinarios viejos viñedos mendocinos de alta densidad, plantas chicas con cargador.. Yo (internacional) me enfoqué al 100% sobre la variedad más local (el malbec) en mi proyecto Altos Las Hormigas y empujé a mis clientes en trabajar firmemente sobre el malbec, a plantar nuevamente los viñedos al estilo mendocino antiguo, así como estoy volviendo firmemente a la utilización de las piletas de cemento.
Cuando en Armenia me han pedido de desarrollar un proyecto moderno le he planteado que moderno para mí es trabajar solamente con el “areni” - una de las cepas tintas más antiguas y más interesantes del mundo – y criar el vino en ánforas de terracota como hacían 6000 años atrás. Es un lugar único, al lado de este viñedo descubrieron recientemente la bodega más antigua que se conoce – 4000 A.C -  con ánforas todavía presentes en el sitio. Así es, casi siempre aconsejo a mis clientes a volver a sus raíces, cuando estas raíces son de valor. ¡Si esto es ser internacional, estoy feliz entonces de pertenecer a esta categoría!

¿Existe realmente el concepto de “estilo internacional”? Si asífuera, ¿favorece o perjudica a la industria local?

A.A.: Hay dos maneras de hacer vino: hacer vino para el mercado o buscar un mercado para el vino. La primera, es el concepto de vino internacional. La segunda es el concepto del vino autentico de terruño. Creo que si hablamos de vinos de alta gama hay que seguir firme en el segundo concepto. Para los vinos de segmento más bajo lógicamente la tendencia de hacer vinos más amigables y fáciles es entendible porque tienen la mira puesta en un consumidor menos exigente.

Si hablamos de vinos argentinos: ¿hacia donde se encaminan? ¿A diferenciarse por su terruño - para convertirse en únicos -  o aglobalizarse para ganar más mercados?

A.A.: No me cabe duda que la próxima etapa de los vinos argentinos de alta gama es vender menos “malbec” y más “Argentina”, en el sentido de armar denominaciones y vender sus orígenes, como por ejemplo Vistaflores, Agrelo, Lujan de Cuyo, entre otras. No creo que sea bueno seguir haciendo énfasis en la variedad de la uva, hay que trabajar en la unicidad. La gran fortaleza de las grandes zonas vinícolas del mundo es que “venden lugares” y nunca “variedades de uva”.

¿Le conviene al vino argentino “internacionalizarse”?

A.A: Al vino argentino de alta gama le conviene ser lo más autentico posible. Entregarle al mundo el enorme potencial que tiene Argentina para vinos de alta gama y que el mundo conozca los grandes terruños y vinos de carácter que tenemos en el país.

¿Podemos hablar de “vinos de terroir” argentinos, o sudamericanos? ¿Es extender demasiado el término bordeándolo con el concepto “globalizado”?

A.A.:El concepto de terroir no pertenece al viejo mundo. Los terruños se encuentran en todos los lugares y la diversidad de suelos y climas existe en todos los países vitivinícolas. La diferencia es que Europa ha empezado a trabajar este concepto siglos atrás creando productos únicos vendiendo el concepto de origen. En el nuevo mundo estamos empezando hace poco pero ya se ven grandes resultados. Las distintas regiones están tomando fuerza, carácter y personalidad. Lo veo muy bien en Chile (donde también estoy trabajando en ello) y Mendoza. ¡Es fantástico!

Con toda tu experiencia tan apreciada, ¿algún último consejo o reflexión que nos quieras compartir?

A.A.: Argentina tiene que tener la confianza de que es un lugar mágico para hacer vinos de alta gama y puede competir con cualquiera. Tiene profesionales locales extraordinarios con muchas ganas de modificar la imagen de Argentina como productor no solamente de vinos con buena relación calidad-precio sino como vinos de calidad absoluta. Tiene muchos terruños diferentes para aprovechar, una variedad excepcional como la malbec y una tradición y un alma vitivinícola espectacular.. En Mendoza, el vino no es puro negocio, es mucho más. Es cultura, tradición, se respira en todos lados como en las grandes regiones vitivinícolas del viejo mundo. A mi me gusta mucho decir que Argentina no es nuevo mundo, sino un viejo mundo que empezó más tarde. Tiene un gran pasado que hay que redescubrir y un promisorio futuro.