El despertar Gourmet en Buenos Aires 

 
La cocina como tema en los medios nació con la genial Doña Petrona de Gandulfo, con sus clases magistrales y siempre acompañada por la inefable Juanita. Su libro fue más vendido que la Biblia. Los platos y recetas del programa estaban dedicados a las amas de casa, todas prendidas al televisor. 
 
A La Petrona y dentro de esa línea siguieron las queridas Emy de Molina y Choli Berreteaga. Pero la sofisticación de la cocina, lo gourmet, las audacias y sabores diferentes llegaron al gran público de la mano, las ollas y las recetas de otros nombres inolvidables, tanto de cocineros/as como de cronistas. Me viene a la memoria el de amigos y colegas que admire. El diario La Nación abrió sus páginas para que escribiera Fernandez Beiro, también autor del libro "Los platos de mi mesa" y la exquisita Marta Beines. A ella, que tenía su bagaje cultural gastronómico por haber vividos en varios países, le debo el éxito de algún plato que suelo cocinar, con la receta que me enseño, por ejemplo, el Chicken Pie o el Goulash. También paso por esas páginas María Adela Baldi. Y en la columna sobre restaurantes, Alicia Delgado
 
El Clarin tuvo su suplemento con las notas y dirección de Dorita Videla y la colaboración de Raquel Rosemberg. Y mi recuerdo llega a la gran Ada Concaro (creadora y chef del resto Tomo I) y de la que disfrute su amistad y su cocina. Recuerdo una vez, que me llegue a su restaurante (solía pasar a la siesta a tomar un cafecito) con un pedido importante. Yo en ese momento, trabajaba con una conocida bodega, que me había solicitado presentar uno de sus grandes vinos, a la prensa con una cena. ¡Muy especial! Y la mano increíble de Ada, aplaco mi ansiedad. La cena en cuestión fue la siguiente: Ravioles de Lenguado y Girgolas, cocidos en vino Syrah (era el vino presentado), seguido como segundo plato por Cordero Hierbado con papas españolas y tomates del Sol. El postre, Higos con crema inglesa helada ¡Un éxito!
 
La gran nueva cocina tuvo su impulso joven con otros cocineros tan originales como sabios. Como El Gato Dumas, Ramiro Rodriguez Pardo, Francis Mallmann. Con El Gato compartí un verano en Casa Pueblo (el hotel de Paez Vilaro en Punta del Este) Gato como chef de ese maravilloso lugar y yo con mis charlas de introducción al Vino, al atardecer frente al Mar. Y allí luego, la emoción del Saludo al Sol que cada atardecer recitaba el propio Paez.
 
 
Imposible no recordar de aquellos años a los periodistas geniales, como Miguel Brasco, creador con Lucila Goto de las Expogourmandice. Donde no solo se probaban vinos, sino que siempre había sorpresas, ya que por ejemplo de pronto te encontrabas grupos de música y hasta gaiteros recorriendo los pasillos del Palais de Glace. Recuerdo que apareció Gato Dumas, con un vaso ancho con champaña y hielo, para asombro de todos y escándalo de los puristas.
 
Tuve el placer que mi trabajo me conectara con creadores de la Cocina Gourmet, delicada y audaz, a veces atrevida, como mi amigo Martin Carrera, hoy cocinando delicias en la Amazonia Ecuatoriana y Peloncha Perret (su resto el famoso Gato que Pesca) Los cronistas, tanto de vinos como de cocina, vivíamos una verdadera revolución de sabores. Recuerdo siempre a un querido y admirado amigo, periodista, Fernando Vidal Buzzi, cuyo libro "La Gran Vida", recomiendo a los que quieren conocer esos años de oro que comenzaron en los sesenta.