Y el Malbec argentino es el  protagonista

Porque  le llegó su hora más gloriosa. Un festejo internacional que comenzó en New York, donde 400 invitados acudieron a la Public Library de New York, emblema de la vida cultural neoyorquina para deleitarse con los Malbec argentinos. Estados Unidos es el destino de la mayoría de nuestros Malbec.

También Paris consagró a en esta semana nuestro vino emblema con un festejo en la sede de la OIV (Organización Internacional del Vino) Como otras 30 ciudades del planeta Tierra. Y por supuesto en Mendoza.
 
En fin, que le vino argentino es protagonista de esta zaga mundial  y el 17 de abril institucionalizado como Día del Malbec.
 
Y ¿por qué el 17 de abril?
 
Durante su gobierno D.F Sarmiento, trajo al Agrónomo francés Michel Aimé Pouget para impulsar en Mendoza la industria de la vitivinicultura, que vislumbraba con mucho futuro. El Presidente puso al experto al frente de la Quinta Agronómica de Mendoza, siguiendo el modelo de Francia. También su idea era fundar una Escuela de Agricultura. El 17 de abril de 1853 fue presentado el proyecto de ambas inquietudes a la Legislatura Provincial, proyecto que fue aprobado en septiembre del mismo año. Pouget trajo Malbec y otros cepajes de su país. La cepa francesa se adaptó a los nuevos terruños, desarrolló sus mejores dones, con mucha mayor elegancia, profundidad y calidad que en su país de origen.
 
Hoy Argentina,  5° productor mundial de vinos con 16 millones de hectolitros y es el mayor productor del mundo de este vino, consagrado como nuestro cepaje de bandera. El crecimiento de la exportación argentina a USA, que superó por primera vez en la historia a las de Chile en monto -222 millones de dólares- es decir  con un incremento del 200 por ciento, se debe en parte fundamental al Malbec. Se merecía ser protagonista a nivel mundial. Y agradecemos (como periodistas y consumidores y fundamentalmente amantes del Malbec) a Wines of Argentina haber puesto en marcha este reconocimiento.
 
Comenzó siendo un cepaje para vinos de mesa, dada su producción y el color que trasmitía a sus caldos y el papel segundón que cumplía en Cahors, Francia. Sin embargo los enólogos argentinos vislumbraron el potencial de la cepa, si se la trataba como uva fina. Vieron que Argentina y sus tierras podía ser el “lugar de la Malbec”. Y la uva  respondió con creces a estas expectativas.