Había una vez hace doscientos años…

Imagina una ciudad, Buenos Aires casi una aldea, con hombres de pensamiento y donde se tomaron decisiones trascendentales para el futuro de Argentina. ¿Cómo vivía? ¿Qué se comía? ¿Qué bebían los porteños del 1800?

La vida era sencilla, mas no simple. Era complicado abastecerse, era difícil acceder a un mínimo confort. Porque la vida no pasaba solo por los salones elegantes de la sociedad, donde los banquetes tenían 20 platos y había multitud de personal que limpiaba, hacia compras, cocinaba y cosía. Las mujeres elegantes nunca hacían compras personalmente (salvo vestidos o telas importadas y abanicos). En las calles lodosas, transitadas por carros y caballos era la servidumbre generalmente afro quienes lidiaban con los pescadores, panaderos, mazamorreros, carniceros, vendedores de frutas y verduras, velas, carbón o leña.

La alta sociedad siempre comía en su casas. Pero los empleados de las tiendas u oficinas comían con una suerte de "delivery" a cargo de los vendedores ambulantes que los proveían pan, chorizos cocidos, verduras, y pescado frito en la misma calle en enormes braseros. O las patas de vaca cocida, tortas fritas, arroz con leche, buñuelos con miel, bizcochos y también cigarros de tabaco negro que se vendían en la actual calle Rivadavia, cerca del Fuerte.

La costumbre para el desayuno era chocolate o mate. A mediodía sopa, puchero, el asado de vaca o cordero "al horno" o "cocido" , pescado del río cercano (pacú, sábalo, boga o pejerrey) frito en grasa con abundante ajo, carne frita en grasa con tomate, guisos. En Buenos Aires las empanadas se consideraban "pesadas", no sucedía lo mismo en el interior.

La dieta popular porteña incluía mucha carne porque era baratísima. Las estadísticas nos cuentan que se comían 225Kg por persona por año. Hoy comemos 56,5Kg. La carne costaba $ 0,087 ( recién a partir de 1852 hay un aumento en su costo), el arroz $22, la yerba $22,20 o el azúcar $ 3,90.

Los dulces ( con miel) más clásicos eran mazamorra, pastelitos fritos, frutas secas, arrope, alfeñiques cordobeses (barritas dulces super duras) buñuelos de aire con miel. Para acompañar mateadas también eran buenos los Picarones (una especie de berlinesa con dulce en el centro) y rosquitas hechas en las Casas del Azúcar de los conventos.

Se bebía mucho Vino Carlón, buen vino popular en España, de la zona de Benicarló, en Cataluña. Mendoza y Cuyo elaboraba buen vino. Pero llegaba poco a Buenos Aires. Los que podían tenían en sus mesas Burdeos o Malaga. En el verano se refrescaban con "agrio de naranja" y "agua de panal".